jueves, 17 de octubre de 2013

Una Iglesia que esté en la calle, acogedora, abierta, pobre… ¿dónde está la novedad?

Desde que el pasado mes de marzo la Iglesia Católica estrenara nuevo Papa, Francisco I, la gran comunidad cristiana y no cristiana no ha dejado de sorprenderse con los mensajes que en muy diferentes foros ha ofrecido. Mensajes directos, claros y apoyados de gestos sencillos y humildes. 

Desde un principio los periodistas, gobernantes, fundaciones, asociaciones, agrupaciones católicas y no católicas, movimientos, jerarquía eclesial… han intentado encasillar al Papa. Descubrir su perfil y catalogarlo de conservador, progresista, popular, revolucionario o tradicional. De derechas o de izquierdas, amigo de la alta jerarquía o cercano a las bases. El resultado es que, como leía hace poco, es “incatalogable”. Y es que Francisco I es del Evangelio y el Evangelio siempre es revolucionario en cuanto a su mensaje y su ruptura con normas asentadas y asumidas pero también es conservador en cuanto que defiende principios y valores que más vale que cuidemos, mantengamos y acrecentemos. 

Pero ¿por qué nos sorprende tanto que el Papa hable de una Iglesia pobre y para los pobres? O que diga a las religiosas que sean “madres y hermanas, no solteronas” y a los sacerdotes y miembros de la alta jerarquía que salgan a la calle y toquen la humanidad del día a día. Francisco I ha tenido mensajes para todos, para los seglares, gobernantes, catequistas, familias, jóvenes… No se ha olvidado de nadie y a todos nos ha interpelado con alguna de sus propuestas, frases y palabras. 

Insisto ¿por qué sorprende?. La novedad no está ni más ni menos en que todo esto lo dice un Papa. Hasta ahora y desde hace mucho hay cristianos y comunidades que predican y tratan de practicar esa Iglesia cercana, abierta, acogedora, alegre, misionera. Una Iglesia lejos de protagonismos, soberbias y apariencias. Una Iglesia que no se quede en púlpitos y homilías largas y vacías y que se pregunte qué es lo que está pasando para que la alegría del Evangelio no llegue y empape. 

Pues por esta Iglesia llevan mucho tiempo apostando y trabajando muchos creyentes, cada uno desde sus ámbitos y fortalezas y más de uno ha sido juzgado dura e injustamente por ello. Algunos desesperanzados y radicalizados abandonaron y otros optaron por seguir trabajando desde dentro. 

El titular y la novedad por tanto está en que Francisco I, un Papa, dice lo mismo que tantos católicos vienen diciendo desde hace mucho. Y lo dice sin circunloquios y vocabulario teologal. Lo dice llana y sencillamente, con el idioma de la gran Iglesia que somos todos. Llama a las cosas por su nombre y lo dice además sin juzgar pero sí interpelando para que cada uno se dé por aludido en lo que le toque. Y además todo ello acompañado de gestos humildes y sencillos. 

Muchos creyentes somos los que vemos a un Papa que respira con la comunidad, con la calle, con los jóvenes y con las familias, con los seglares y religiosos. Está en los despachos, campos, hogares…está con todo lo bueno que tiene esta Iglesia (que es mucho). Y lo que es más importante, Francisco I parte del hecho de que “todos somos pecadores” y por tanto como tales nos podemos confundir. 

No quiero caer en la demagogia ni en el simplismo, sé que todo esto es mucho más complicado y que las palabras son mucho más rápidas que los cambios de normas, mentalidades y hábitos “insanos” pero lo importante es que hay un Papa que cree en otra forma de hacer las cosas y tiene voluntad de predicar con el Evangelio en la mano. 

Laura Figueiredo

6 comentarios:

  1. El hábito no hace al monje…
    Bergoglio representa, ante todo, una jugada dirigida a lavar la cara de la Iglesia. El discurso de la “humildad” (discurso que se predica desde el palacio) tiene por objeto volver más creíble el discurso “moral” de la Iglesia. Es, en este sentido, una MANIOBRA DE MARKETING. Si Bergoglio es o no humilde en lo personal carece de relevancia. Predicar la “humildad” cuando se vive en el Vaticano, rodeado de servidores, resulta un poco antievangélico. Pero la realidad es que Bergoglio parece orientar su papado en torno a la noción de “humildad”. Con esto demuestra ser un buen político, porque ha sabido entender por donde sopla el viento.
    La “humildad” de Bergoglio cobra su verdadero sentido si se tiene en cuenta que representa a una Iglesia, la argentina, que participó activamente en el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de los cuerpos de decenas de miles de compatriotas durante la dictadura militar de 1976-1983. Dicha “humildad” no alcanzó siquiera para pedir por el paradero de los cuerpos de los “desaparecido”, para que sus familiares pudieran darles cristiana sepultura. Dicha “humildad” no alcanzó para que la Iglesia argentina pidiera perdón por las atrocidades de las que el fue cómplice…

    http://www.youtube.com/watch?v=HWkFHB0cvgk
    http://www.youtube.com/watch?v=d4FYf5eBRRM

    ResponderEliminar
  2. Justamente la posición de Francisco I fue la contraria de lo que se dice en el comentario anterior: el actual Papa estuvo y se implicó con los perseguidos. Los enemigos de la Iglesia ya no saben qué decir.

    ResponderEliminar
  3. No estoy muy puesta en estos temas pero tengo entendido que este Papa no vive en el Vaticano, ¿alguien puede confirmar si es cierto o no?

    ResponderEliminar
  4. Pues a mí este Papa me parece como todos los demás, ¿o es que los demás no tenían buenas palabras e intenciones? Pienso que estamos muy mal acostumbrados a la intervención constante de la iglesia en los asuntos de Estado y hay gente a la gue no nos gusta eso, por tanto los que piden tanto respeto que se lo apliquen a sí mismos y escuchen o lean a los demás porque estamos en un Estado laico y el culto debería ser de 'puertas para adentro'. Menuda predicación del jefe del Estado más rico del mundo desde sus palacios vaticanos... Eso para mí no merece ningún respeto pero como es el Papa... En cambio no sé si conoceréis historias de otros misioneros como Luis Gurriarán en Guatemala o Vicente Ferrer en la India, personas que sí demostraron estar al lado de los más pobres. Esto les valió la repudia de los que predican desde los sillones de oro del Vaticano. En conclusión, hechos no palabras.

    Alberto Panadero

    ResponderEliminar
  5. En abril de 2011, cincuenta destacados teólogos de Alemania, entre ellos Hans Küng, firmaban una carta en contra de la beatificación de Juan Pablo II por no haber prestado el debido apoyo, siendo Papa, al arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, asesinado hace 33 años y cuyo expediente de beatificación no ha contado con el vertiginoso trámite del del Papa viajero. Los firmantes, que critican su especial cercanía con el Opus Dei y con Escrivá de Balaguer, consideran que con su postura hacia la Teología de la Liberación y su falta de apoyo a Romero "traicionó" a la población más pobre y reprimida de Latinoamérica.
    El motivo del asesinato de Albino Luciani (el Papa Juan Pablo I) fue el mismo motivo por el cual fueron perseguidos y asesinados en América Latina los seguidores de la teología de la liberación, por estar del lado de los pobres, por ese motivo pusieron al mando a Juan Pablo ll, para frenar el concilio vaticano ll.
    Juan Pablo II detuvo la expansión de la Teología de la Liberación, que él interpretó alineada con el comunismo, organizó la restauración conservadora en todo el continente Latinoamericano: “desplazó a obispos proféticos y designó a obispos distanciados de la vida del pueblo, cerró instituciones teológicas y sancionó a sus docentes”. “Hubo una gran contradicción entre las actitudes del Papa y sus enseñanzas. Hacia afuera, se presentaba como un paladín del diálogo, de las libertades, la tolerancia, la paz y el ecumenismo. Pero dentro de la Iglesia acalló el derecho de expresión, prohibió el diálogo y produjo una teología con fuertes tonos fundamentalistas”.
    Juan Pablo II jamás permitió que los banqueros de Dios y asesinos del papa Albino Luciani fueran enjuiciados por la Magistratura italiana, que los requería por fraude y otras fechorías. Es que el encubrimiento de crímenes es el alma máter de la Santa Sede y pusieron el Tratado de Letrán sobre la ética de la desestimada Sagrada Escritura. La transparencia los rebaja, el secretismo los enaltece.

    ResponderEliminar
  6. Creo que es una maniobra , una estrategia para tratar de atraer a la gente que hoy en día está tan desencantada .

    ResponderEliminar