Llega este
título a mi escrito en su mejor sentido. Está muy lejos de la expresión
"...y hubo más que palabras" que nos trae a la mente imágenes con algún
que otro puñetazo cuando las palabras no sirven ya para nada. El título está
más cerca de la voluntad de hacer de las palabras actos y realidades. Y es que
mi relación con el whatsapp es un amor- odio. Un "ni contigo ni sin
ti".
Es ahora más
que nunca y con el invento del whatsapp cuando nos llegan casi a diario y bien
tempranito frases preciosas acompañadas de unas imágenes idílicas. Se encargan
de recordarnos lo grande que es la vida, lo corta que es y lo mucho que hay que
disfrutarla. Hablan de felicidad, amor, amistad, compañerismo, valentía,
fuerza... y en general de todo aquello que la propia vida nos hace olvidar: sonreír,
aprender, priorizar, comer sano, hacer deporte, ayudar, crecer, crear,
disfrutar...
Entre esas
frases que me llegan no faltan las del Papa Francisco. Nunca un Padre de la
Iglesia fue tan claro y comunicativo, tan de la calle y tan de las almas del
montón.
No está mal
empezar el día con "pon una sonrisa al día" u "hoy todo va a
salir bien"; "Los ganadores nunca se rinden, los que se rinden nunca
ganan" ; "cuando menos lo esperamos la vida nos coloca delante un
desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio";
"lo que decidas hacer asegúrate que te haga feliz"; "donde hay
voluntad hay camino" o "ánimo tu puedes"; "no cambié solo
aprendí y aprender no es cambiar es crecer". O ese que dice "nena tú
vales mucho".
Frases
contundentes que para empezar el día me asustan, me paralizan, me ponen un nudo
en la garganta que me atraganta el desayuno. ¿Mira si hoy es el día del
desafío, de la gran oportunidad, del cambio y no me doy cuenta porque no estoy
lo suficientemente atenta?. Me asusta tanta advertencia y no sé si acostarme de
nuevo o seguir desayunando hasta la hora de la cena. Y es que son palabras
mayores eso de cambiar tu vida, de la voluntad, el coraje...
Claro que
hay otros "memes", o como se llamen, mucho más dulces "que tengas
un buen día"; "yo no me olvido de mis amigos" "contamos
contigo" "tú madre siempre te cuidó".....
Estos me
hacen sentir que siempre estoy en deuda con mis amistades y familia, que no
tengo tiempo para ellos, que voy muy deprisa...En fin que sigo desayunando.
Y ya cuando
me llegan las frases del Papa Francisco me siento aún peor. En estos casos se hace urgente
dejar el café y la tostada para ir corriendo a confesarse. ¡Qué mal! y ¡qué
bonito! todo.
Y así una
mañana tras otra hasta que me llega justo lo que realmente necesito oír
"eres genial tal y como eres, acéptate y se feliz". Es entonces cuando doy el último sorbo al café, sonrío, me
quiero y sigo adelante con todo lo bueno y lo menos bueno que uno tiene.
Esta
realidad no deja de hacer realidad el titular del escrito. Pasemos a la acción
pero por favor sin agobios que el desayuno es lo mejor del día. ¡Aaah! y
gracias por acordaros de mí en vuestros whatsapps (o es whatsappes).
Laura
Figueiredo
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