Cuando uno tiene la oportunidad de pasar unas semanas
fuera de su círculo habitual tiene también la gran oportunidad de escuchar
comentarios, experiencias, opiniones y vivencias con puntos de vista muy
diversos. Ratos de charla sin prisas que siempre se quedan cortos pero que
aportan y enriquecen. Nadie se altera, nadie cataloga a nadie y nadie juzga al
de al lado porque entre otras cosas son conversaciones sin más trascendencia
que la que cada uno quiera darle.
Yo vine con la maleta a rebosar con el único pesar de
que aún en vacaciones falta tiempo. Entre todos me dictaron una lista de temas
que bien podremos ir desarrollando o abordando con sentido común en distintos
post.
¿Qué os sugieren estas frases en negrita?
Isabel, amiga y familia además de trabajar como
controladora aérea, comentó largamente el accidente de Santiago de Compostela
enfocado hacia la responsabilidad del conductor. Persona, está claro, con la
que se sentía identificada por la carga de responsabilidad que lleva este tipo
de trabajo. “La vida no se puede
blindar” es la frase que resume su opinión y su sentimiento hacia
seguramente “una buena persona y un pedazo de profesional”. Ella apunta hacia
arriba, hacia los responsables y cargos políticos que por ahorrar dejan solo
una persona en la torre de control durante largas jornadas y guardias y con muy
pocas posibilidades de maniobrar ante cualquier fallo humano o no humano.
Patricia es otra de mis buenas amigas de verano. Ella
está feliz y me enseña que las pequeñas oportunidades laborales se convierten
en retos capaces de ilusionar y generar una actividad desbordante. Mira lo
positivo y las ventajas antes que la lista de inconvenientes y tiene claro que
no vale de nada echar las culpas a los demás. “Esto es así, o lo hago yo o lo hace otro”
Mientras, Ángel su marido, demuestra cómo se puede
convivir con la total monotonía del trabajo y una vida laboral dura por sus
horarios, por su poca valoración y reconocimiento y por no cumplir nada o casi
nada de lo estipulado en un contrato ya de por si lleno de desventajas. “Y es que encima no me puedo quejar
porque enseguida hay alguien que me recuerda que al menos tengo trabajo”. Pues
sí Ángel, la situación obliga a callar y
aguantar abusos laborales porque hay gente peor, una lista de seis millones de parados. Es la dictadura de la
crisis: o callas y obedeces o hay un cajón lleno de currículums.
En este tema laboral otra de mis conversaciones
veraniegas ponían el acento en la palabra “profesionalidad”. Era Etiem, un
conocido belga que trabaja hace ya muchos años en España como traductor.
Simplemente comenté que hay muchos periodistas profesionales en paro y él me
hizo ver que el adjetivo “profesional”
en su opinión sobra. Si eres periodista, abogado, electricista, panadero o
conductor y te anuncias o te presentas como tal para lograr o aumentar tu lista
de clientes se sobreentiende que eres un profesional. En Bélgica , me
explicaba, cuando uno se anuncia como carpintero no añade “profesional”. En
España está claro que sí es necesario aunque en muchas ocasiones lo que menos
importe sea el trabajo bien hecho.
Con una sonrisa siempre y con pocos motivos para ello
volví a pasar algún ratillo con Gema. Una mujer educada y formada que ha criado
a sus tres hijos mientras trabajaba con su marido en una finca y ganadería.
Ahora los hijos han crecido y en su casa
están ellos y los nietos cuando no también las parejas. Ella dejó de trabajar en casas porque tenía que
cuidar al primer nieto. Busca sus
espacios y huecos en cuanto puede y siempre tiene tiempo para saludar y charlar
un rato con una sonrisa en la cara y sin quejas.
Pili, compañera de colegio, sigue estupenda. Es la
historia de una mujer a quien un cáncer le hizo ver la vida como realmente la
quería ver y vivir. Ella y él dejaron sus trabajos en Madrid se fueron
prácticamente con una mano delante y otra detrás al Suances de los veranos.
Cambiaron una hipoteca por un alquiler y horas de metro por un paseo por la
playa. Ellos fueron valientes y pasaron de soñar a hacer realidad ese sueño sin
esperar a “cuando sea mayor”.
Y sigo. Cristina, concejala del PP en un pueblo tras
mirar por el móvil la portada de “El Mundo” con los sobresueldos de cargos del partido: “A mí me acaban de
ingresar 160 euros por este trimestre”. Se siente engañada y defraudada aún sabiendo
que “hay que dejar actuar a la justicia” pero como dice ella “esto pinta pero que muy mal” .
También he tenido tiempo de hablar con un amigo
periodista, de los incluidos en el ERE de “El País”. Es una historia más de un
buen trabajador que ha dejado no sólo las horas de trabajo sino las personales
y las propias de la vida por una profesión y una empresa más de veinte años.
También tuve tiempo para tomar el pulso a la prensa local en un pueblo de
Cataluña con otras buenas amigas y como siempre decimos “si los periodistas de a píe habláramos”.
¿Os suenan estos comentarios y estas situaciones?
Seguro que sí, unas más que otras pero es que en todas partes cuecen habas y
además terminan siendo las mismas habas. Cuando he llegado, Carmen me cuenta
que en el bar le pagan a poco más de 3 euros la hora y sin dar de alta; otro
conocido finalmente ha caído de la lista de trabajadores de Bankia; una abuela
el primer día de cole ya estaba corriendo para llegar a las 9 con la niña y a
la guardería con el más pequeño pero es que “llevo el verano con todos en casa
corre que te corre”; Rosa me sigue hablando de las aventuras de las entrevistas
de trabajo; Juli está toda entusiasmada porque este año ha decidido comenzar el
curso con un proyecto de autoempleo después de llevar sobre la espalda muchos
septiembres en blanco y totalmente desorientada. Mientras otro grupo de amigos decidieron hacer una buena
fiesta de multicumpleaños convencidos de que las buenas ocasiones hay que
celebrarlas y aprovecharlas. Ya sabemos que lo malo viene solo.
En fin que como veis no he perdido el tiempo, lo que
traigo en la maleta lo quiero compartir con vosotros pero os prometo que de
manera dosificada y con más frecuencia. Después pasa lo que pasa que ya llevo
dos folios y me prometí no pasar de uno y todavía no he vaciado la maleta.
Por cierto, más de uno de mis “cafés muy hablados”
(con leche o sin leche) estuvo interrumpido por el pitidito “guasap”. Os aseguro que en ninguna de las
ocasiones fue el mío.
Laura Figueiredo
Sin duda que aprovechas el tiempo Laura ;). Como siempre admirable.
ResponderEliminarUn saludo, mucho "amaterurismo", que se hace con amor, y menos profesionalidad. :)
P.D. Whatsapp también puede ser una herramienta muy útil si se usa bien.
Efectivamente, los problemas son los mismos en todas partes y la gente, la buena gente, aguanta y resiste. Hay que comer y se "traga" con todo lo que nos hagan firmar aunque sabemos que no es justo, te dicen que esta crisis es una cadena, si "pisan" al que te da trabajo, él no tiene la culpa de las condiciones de tu contrato, demás hace que se arriesga y te contrata, y es que, en el fondo, lleva razón. Y una acaba de confirmar su teoría: o nos ayudamos y apoyamos unos a otros o esto se acaba convirtiendo en una selva, en la que nos "merendaremos" entre nosotros. Por eso es fundamental el "sentido común", para mantener la calma y conservar la sangre fría.
ResponderEliminarCompruebo con alegría que al menos dos habéis superado la "pereza visual" de un post tan largo. Es de agradecer.
ResponderEliminarJorge tu tampoco has perdido el tiempo este verano y te has volcado como profesional sin olvidar el "amateurismo" que en tu caso no tiene que ver nada con el intrusismo.
Criptana está claro que al final todo está justificado. Soy de las que pienso que hay cosas injustificables.
Comparto tus reflexiones Laura, de un modo u otro me son comunes esas conversaciones, con distintos protagonistas pero con los mismos problemas y anhelos.
ResponderEliminarFelicidades por tu trabajo, espero seguir compartiendo el resto del contenido de tu maleta.
Un abrazo.
Y yo lavando prendas...¿Te das cuenta que en las maletas no metemos las mismas cosas?
ResponderEliminarA pesar de ello, las vivencias con amigos que reencuentras al llegar el estío tienen algo en común, las charlas amables que estamos deseando mantener alrededor de una buena paella, tras unas horchatas fresquitas, o dando un paseo por la orilla del mar.
Un tiempo que ya añoro
Me encanta tu maleta Laura¡¡¡ A la espera quedo de ver esas reflexiones de una forma más extendida, son cosas cotidianas llenas de realidad en la cual hay distintos espejos donde reflejarnos.
ResponderEliminarUn besito.
Veo Laura que el tiempo es oro para ti y aprovechas cada instante de tu vida para enriquecerte y transmitirlo. Me encantan esas conversaciones con tus amigos. Son la vida misma.
ResponderEliminarNo recojas la maleta que te esperamos en Antares para que compartas su contenido con nosotras. Besos Paquita.