jueves, 21 de noviembre de 2013

Eloy Teno nació artista y murió artista

Hace ya más de una semana asistía al acto de homenaje a Eloy Teno, artista de simiente andaluza que enraizó en La Mancha. Su pasión por Cervantes y su gran obra siempre le persiguió en los caminos de la vida.
Antes de pasar al acto quiero situar desde mi visión y vivencia a Eloy Teno. Muchos le conocimos como artista, espíritu que siempre le acompañaba y parte inseparable de su persona. En cualquier rincón del pueblo, en cualquier esquina de Criptana era siempre él, con lenguaje rápido, palabras sin pronunciar y sinceras porque Eloy no sabía de “prudencias sociales” y sí mucho de lo que es justo e injusto.

Donde mejor se expresaba, en su fragua, en sus golpes de martillo y en sus figuras que insultaban lo cotidiano para crear lo que sólo él podía imaginar. Siempre tenía un rato para la charla porque como buen artista no entendía de tiempo. Disfrutó de muchos ratos gloriosos y no pocos de dolor e incomprensión. Nació artista y murió artista en todos los sentidos. Y quien quiera entender que lo entienda: un artista pocas veces es reconocido en vida y muchas veces debe renunciar a la creación del “yo” porque no se llega a fin de mes y se da paso a la “creación comercial”, no sin sentirse uno vendido. Y aún así, el día a día de un artista nunca es “seguro” y menos aún el después de quienes se quedan. 

Eloy Teno era un auténtico Quijote en su gesto y en su forma, en su sentido de la justicia, en sus ideales como objetivos, en su locura y pasión…Su mundo no era este. Con él conectaba sólo cuando sentía, disfrutaba y le dolía lo que más quería, su mujer y sus cuatro hijos. Sus almuerzos en el Castillo, sus charlas en el Mirasol… y su cueva de Mambrino en la Sierra de los Molinos era su descenso al mundo de la ficción, de la creatividad desenfrenada que Eloy tenía y vivía.
Pues bien, ahora se cumplía el año de su fallecimiento por un corazón mal soldado y el Ayuntamiento decidía hacerle un homenaje entregando a la familia y a título póstumo la Placa al Mérito Cultural. Además, el Museo que hasta ahora se había llamado “Espacio de los Artesanos” (espacio compartido por Eloy Teno con Severiano Lucas y Antonio Manjavacas al mismo nivel) ha pasado a llamarse “Museo Eloy Teno”. 

Fue el sábado, 9 de noviembre, cuando el Teatro Cervantes se llenó y todos pudimos disfrutar de un Eloy presente a través de la gran esfinge del Quijote que presidía el acto y gracias a Andrés Escribano, compañero de artes y vida. Él nos acercó de manera poética, dolida y gloriosa al artista de la fragua, del acero corten y del hierro. Gracias Andrés.

Y para que veáis que no exagero, para quienes conocimos a Eloy y para los que no, os dejo las palabras que Andrés dedicó a su compañero en el cierre del homenaje.


La inauguración de la exposición en el Pósito puso punto y final a un homenaje que nos dio la oportunidad a muchos de reencontrarnos con el Eloy siempre artista. Estará abierta hasta el 9 de diciembre en El Pósito de Campo de Criptana. 
Por cierto, yo, como tantos, me pregunto ¿por qué siempre llegamos tarde en los reconocimientos? ¿Por qué placas póstumas cuando estamos rodeados de personas de gran valía vivas y coleando? ¿Por qué museos, colegios, fundaciones, estatuas…después de los despueses? También es cierto que más nos vale tarde que nunca. Tan cierto como que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Vaya también por Sacramento.


Con todo mi cariño Laura Figueiredo

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