Igual me da que me da lo mismo: la buena gente o la
gente buena. Lo cierto y verdad es que desde que nos levantamos hasta que nos
acostamos son continuos los encuentros con esta gran mayoría silenciosa de
nuestra sociedad que sin ocupar titulares hacen que el día a día en cualquier
pueblo o localidad se haga mucho más agradable. Es la cara amable de unas
jornadas que no son fáciles para casi nadie por muy diferentes motivos o por
los mismos en cada casa.
Más allá de nuestro círculo más cercano y estrecho de
familia y amistades hay otro que si bien se sitúa en la periferia, es al fin y
al cabo y casi con toda seguridad, con el que más contacto diario tenemos. Es
esa larga lista de personas que forma parte de nuestro día a día y que son
capaces de agradar con un simple saludo, a veces rápido y con prisas en la
entrada o salida de cualquier comercio y otras veces pausado en cualquier
esquina de nuestras calles.
Es la gente buena de Campo de Criptana y de tantos
otros sitios que sin necesidad de cita previa o evento convocado por facebook,
en cualquier momento escuchan y te dan una palmadita en la espalda, te
felicitan o te saben decir un “qué guapa estás” o “que bien te veo” sin
necesidad de cliquear en el “me gusta” de la web. Son conversaciones que en un
momento te resuelven el disfraz del niño, las clases particulares del otro, la
receta de cocina, la duda sobre la última aplicación de moda o el mejor producto
para eliminar el pulgón del rosal. Te aconsejan libros, cursos de formación,
apuestas laborales, contactos, direcciones webs, correos…
Hace tiempo en estos encuentros casuales nos
contábamos si trabajábamos o no, ahora ni se pregunta y esperas que alguna vez
alguien de ese círculo del extrarradio, y que ves frecuentemente preocupado, te
pueda contar que ha encontrado “faena” y que además le pagan a final de mes. Son encuentros espontáneos con buena gente
dispuesta siempre a hacer un favor y a facilitar la vida a los demás. Son esas
personas que cuando entras en una reunión a la que acudes de nuevas te sonríen
y te ofrecen un sitio, quienes te dicen “cuenta conmigo”, te regalan una planta
sin saber el porqué, te facilitan hierbabuena para el mojito o te hacen un
bizcocho para endulzarte la vida. Hay
quienes no tienen reparo en compartir contigo sus currículum vítae laborales
por si te pueden ayudar como muestra, quienes te dan oportunidades y confían en
ti. Quienes hacen de su asociación el mejor psicólogo para sus socios, personas
con las que nunca te vas a sentir extraño. Y no me invento nada. La buena gente
alterna su capacidad para hablar y también para escuchar y dar consejos si los
pides.
Son saludos sinceros, lejos de los falsos y obligados
o interesados, de personas buenas que
lamentan tus males y comparten tu alegría. Son encuentros con mayor o menor
trascendencia en los que preguntas todo y nada con un ¿qué tal te va? o ¿qué
tal estáis? Son muchas veces rostros que no sabes sus nombres ni de qué los conoces
pero nunca falta un simple saludo con una sonrisa.
Es en estas pequeñas conversaciones cuando te das
cuenta que en todas partes “cuecen habas” y que al fin y al cabo todos llevamos
vidas paralelas. Las vidas de los demás dejan de ser perfectas y te sientes
todavía más cerca de tu círculo periférico, a veces incluso más cercano que al
familiar o al de amistades.
Y es que hay mucha más gente buena que mala, y es la
buena gente quien aporta a nuestro día a día riqueza, sentido, sonrisa y nos
abre los ojos a otras realidades que muchas veces preferimos ignorar. Este gran
grupo, del que casi nadie habla, no deja de hacer un bien público pues si
enriquecen la vida de los vecinos es que engrandecen al pueblo.
Gracias a toda la gente buena de Campo de Criptana.
Laura Figueiredo
¡Qué vivan esas buenas gentes en encuentros fortuitos! No hay mejor manera de ir alegre por Criptana.
ResponderEliminarEstupendo artículo para agradecer ese saludo amable que te hace pensar al recibirlo que hoy vas a tener un buen día, o unas palabras adecuadas en el momento oportuno, o un "cuenta conmigo" si me necesitas....de personas que vas conociendo a lo largo del camino recorrido en este hermoso pueblo que un día hice mío.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu reflexión, y la he ido leyendo poniendo una voz, la tuya.
ResponderEliminarMe gusta leer tus artículos
ResponderEliminarEs muy bueno tu articulo. Y pienso que todos con nuestros problemas,que los tenemos.Tendríamos que ponerlo en práctica y sonreír al saludarnos, no cuesta nada y te alegra mucho.
ResponderEliminarLa reflexion mas importante, es que estemos presentes frente a frente para poder decirnos cualquier cosa.
ResponderEliminarComo siempre Laura sabes transmitir optimismo, llenar nuestras vidas con trocitos de ilusión y consigues que nuestros recelos se esfumen. Pero sobre todo tú eres una de esas buenas personas que ofreces palabras amistosas, trabajas para el pueblo y siempre llevas la sonrisa como estandarte. Y yo soy afortunada por haberte conocido y contar con tu amistad. Paquita.
ResponderEliminarCon esta respuesta os respondo a todos, tanto si habéis hecho comentado como si no lo habéis hecho. Gracias y no perdamos el sentido común por mucho que nos hagan pensar entre unos y otros que vamos a contracorriente y que estamos fuera de juego.
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