En esta ocasión mi sentido común me lleva a escribir sobre Sara Montiel o mejor dicho sobre el tratamiento mediático e inmediato de la muerte de nuestra paisana.
Desde que hace una
semana, el lunes, 8 de abril, falleciera la “violetera” hemos asistido a un
continuo repetir la misma historia pero de diferentes maneras. Para unos medios
Sara Montiel había muerto durante la noche y su hija la encontraba ya en la
cama sin vida mientras que otros hablaban de un infarto fulminante en presencia
de Thais. Otros desde un principio indicaron “extrañas circunstancias” lo que
añade un morbo especial al fallecimiento de la diva. No faltaron quienes sí
hablaron de un ataque de ansiedad o de una “crisis”, motivo por el cual, y al
margen de esta historia, muchos mueren
poco a poco todos los días.
En fin que lo que sí que parecía cierto en la mañana del lunes es que Saritísima (como la bautizó Terenxi Moix) había muerto. Al cómo había fallecido la artista se añade en seguida una segunda pregunta “pues cuántos años tenía ya esta mujer porque de jovencita no tenía nada”. Cifra, eso sí, en la que parece que han coincidido todos los medios con 85 recién cumplidos. Y es que toda la vida una anda queriéndose quitar años para en unas horas convertirse en un secreto cacareado desde todos los altavoces habidos y por haber. 85 años redondos y además calentitos. Cifra, que por otra parte, nunca ocultó nuestra Sara por mucho que a otros datos de su biografía le añadiera alguna que otra fantasía.
En fin que lo que sí que parecía cierto en la mañana del lunes es que Saritísima (como la bautizó Terenxi Moix) había muerto. Al cómo había fallecido la artista se añade en seguida una segunda pregunta “pues cuántos años tenía ya esta mujer porque de jovencita no tenía nada”. Cifra, eso sí, en la que parece que han coincidido todos los medios con 85 recién cumplidos. Y es que toda la vida una anda queriéndose quitar años para en unas horas convertirse en un secreto cacareado desde todos los altavoces habidos y por haber. 85 años redondos y además calentitos. Cifra, que por otra parte, nunca ocultó nuestra Sara por mucho que a otros datos de su biografía le añadiera alguna que otra fantasía.
Así que ya tenemos
el cómo, cuándo , cuántos y seguimos. Y aquí sí que viene el desbarajuste
total, ¿y dónde la entierran?. “Pues claro aquí en el pueblo dónde si no, junto
a su madre como ella siempre decía” se apresuran muchos a contestar. Pero es que
en otras cadenas oímos “pues claro en Madrid donde si no, junto a su hermana
como ella siempre quiso”. Para al final terminar en San Justo y al parecer
“junto a su madre y su hermana”. ¿Entienden algo?
Entiendo que en este caso y en otros muchos…
Es en estos casos
cuando nos damos cuenta de qué medios prefieren esperar y confirmar datos y
cuáles se lanzan e informan dando por cierto conjeturas y dudas. Es cierto que
este tipo de trabajo exige rapidez y no hay tiempo casi ni para colocar la
cámara y el micrófono cuando ya estás en directo. Siempre el periodista ha
trabajado contra reloj pero es que ahora se trabaja bajo la presión de la cuota
de audiencia (share en TV) y unos beneficios empresariales (por no decir
pérdidas) que exigen y exigen una rapidez humana igual o superior a la
velocidad de las nuevas tecnologías de la información, es decir a “tiempo real”.
Así, por ejemplo con este tipo de noticias no se puede tener más de diez
minutos colgado en la web un mismo titular, hay que añadir datos o al menos
decir lo mismo pero de otra manera. Un tema éste del tratamiento de la noticia
que merece un escrito y reflexión más amplia.
Mientras, el pueblo
se llena de unidades móviles de retransmisión, de fotógrafos y cazadores de
alguno que otro chascarrillo o anécdota. En la tele o en la radio vemos o escuchamos
a Ángel, Rosario, Josefa, Lola, Manolo, a la vecina de la hermana de mi
peluquera, al marido de la prima, a los dos
operarios del Ayuntamiento sacando brillo a la estatua, al pastelero… y por
supuesto al alcalde recordando que sin lugar a dudas Sara ha sido nuestra mejor
embajadora.
Y qué verdad es
porque nadie, ni paisanos, ni periodistas, ni aficionados, devotos,
admiradores, indiferentes, apasionados y
neutros han dudado que Sara Montiel era
y es de Campo de Criptana (para algunos el Campo de Criptana).
Sara Montiel ya sin
vida sigue siendo un altavoz y una ventaba al mundo por donde suena y asoma siempre Campo de Criptana. De hecho,
hasta para hablar de la muerte de Sara, Criptana ha servido de escenario para
otras noticias como el agua por el Záncara o para que Brasero ilustrara, con
una panorámica desde la sierra de los Molinos, su espacio del Tiempo en Antena
3.
Descansa en paz
Sara, en el cielo sigue hablando de Campo de Criptana y por cierto fúmate todos
los puros que quieras, ¿o también está prohibido?
¿Qué sabes de Sara
Montiel y su relación con Campo de Criptana?
¿Te ha gustado el
tratamiento que los medios han hecho de su fallecimiento?
¿Por qué crees que
se dan datos falsos en la noticia?
Laura Figueiredo
Esta claro Laura¡¡¡ Aquí lo que nos mueve es el morbo,saber si era rica o pobre, si tenía deudas, si estaba ciega o sorda,ect ect. Por eso creo que "algunos periodistas" o mejor dicho gentecilla most populous tirando de móvil en directo dándose golpes de pecho que tienen información la sueltan a diestro y siniestro sin comprobarla, pero como eso da audiencia ¡¡Viva la Pepa!! y así nos van que cada 5 minutos tenemos una exclusiva¡¡¡ y también un desmentido oficial je je je.
ResponderEliminarCreo que también debemos tener en cuenta que como tu muy bien explicas hoy en día cuenta la rapidez y ser el primero, pero creo que no a costa de información sin veracidad.
Respecto a Sara puedo contarte que me parece una mujer muy libre y que ha sabido disfrutar de la vida pues al final seas famosa, rica, pobre a todos nos llega el final y ella a vivido como ha querido y eso demuestra una gran personalidad. Físicamente me parece una mujer de belleza extrema, como la han catalogado "los ojos del cine" me parece una expresión perfecta pues tenia una mirada impresionante.
Así pues D.E.P nuestra paisana.
Laura, este artículo enlaza muy bien con la ilustrada charla que nos has ofrecido esta tarde en tu taller de Antares.
ResponderEliminarEn cuanto a tus preguntas, creo que Sara amó a Campo de Criptana de igual manera como Campo de Criptana adoró a Sara.
Es cierto que los medios de comunicación han tratado con sumo tacto y respeto su figura a su muerte. Pero también hay que decir que ella en los últimos años de su vida no supo o no quiso retirarse del mundo artístico y creo que su retiro hubiese beneficiado su imagen. No cabe duda que ella fue la mujer más hermosa del panorama nacional e internacional de su época. Conservo su autógrafo y lo guardaré de por vida. Paquita.